No podemos hablar de inteligencia artificial sin hablar de responsabilidad.

Cada avance trae consigo una pregunta:
¿Lo estamos haciendo bien?

En 2025, la IA ya puede:

• Suplantar voces

• Generar imágenes de personas que no existen

• Crear textos indistinguibles de los humanos

• Tomar decisiones en procesos judiciales, médicos o financieros

¿Dónde ponemos el límite?

Las grandes tecnológicas se enfrentan al dilema entre escalar más… o poner freno a los abusos.
Y los usuarios —nosotros— debemos aprender a usar estas herramientas con consciencia.

En nuestra agencia lo tenemos claro:
La IA se usa para ayudar, nunca para manipular.

Por eso trabajamos con protocolos de validación, filtros humanos y siempre dejamos claro cuándo hay intervención de una IA.

La tecnología puede ser maravillosa. Pero nunca debe ser opaca.
El futuro no es solo brillante. También debe ser transparente.